Descubriendo los vinos de Castilla-La Mancha: una región vinícola en evolución

 Historia vitivinícola: un cambio hacia la calidad

 Históricamente, Castilla-La Mancha fue conocida por su producción masiva de 'Vino Tinto' y 'Vino Blanco' de baja calidad. No obstante, desde los años 90, la región comenzó a vivir una evolución en la producción de vinos, marcada por una creciente atención a la calidad y la autenticidad. Los viticultores y bodegueros han adoptado prácticas innovadoras sin renunciar a las tradiciones que definen la identidad de sus vinos. La introducción de variedades de uvas internacionales y técnicas modernas de vinificación se combina con un profundo respeto por las uvas autóctonas y los métodos tradicionales, creando una fusión que es tanto contemporánea como profundamente arraigada en la historia.

 Variedades y estilos: Un mosaico de sabores

 Castilla-La Mancha se ha destacado por la adopción de variedades francesas como la Syrah, la Cabernet Sauvignon y la Petit Verdot, en combinación con uvas locales como la Tempranillo, la Garnacha y la Bobal. Esto ha dado lugar a vinos más complejos y de mayor calidad, ofreciendo una amplia gama de sabores y aromas​​. La región también es conocida por sus vinos blancos, particularmente de las uvas Airén y Macabeo, que se maridan a la perfección con el queso Manchego local​​.

 En Castilla-La Mancha, el Tempranillo o Cencibel es la estrella, dando lugar a vinos ricos y estructurados, mientras que la Bobal ofrece vinos tintos con notas de mora y un toque de vainilla debido al envejecimiento en roble. La Garnacha brilla por sus vinos de alta graduación alcohólica y sabores a frambuesas confitadas. La Monastrell, o Mourvèdre, da lugar a vinos tintos intensos con notas de moras y anís. La Airén, la uva blanca dominante, ha sido revitalizada para producir vinos frescos y afrutados, y la Macabeo o Viura es apreciada por sus blancos florales y parte esencial en la producción de Cava. Estas variedades representan la diversidad y riqueza vitivinícola de Castilla-La Mancha, mostrando tanto tradición como innovación en cada botella​​.

 Denominaciones de Origen y Vinos de Pago

 La influencia de Carlos Falcó ha sido fundamental en la elevación de la calidad de los vinos de Castilla-La Mancha. Su trabajo llevó a la creación del Vino de Pago (VP), la designación más alta para vinos en España. Actualmente, hay alrededor de 20 Vinos de Pago en España, muchos de los cuales se encuentran en esta región​​​​.

 Los VP representan la máxima expresión de individualidad en la viticultura española. Estos vinos provienen de viñedos con características únicas, a menudo microclimas o suelos particulares, que no se encuentran en ningún otro lugar. Cada Vino de Pago es un reflejo del lugar de donde proviene, una expresión concentrada de terroir. Estos vinos son el resultado de una combinación de factores, incluyendo una ubicación privilegiada, una dedicación meticulosa al cultivo de las viñas, y una herencia de conocimientos y técnicas transmitidos a través de generaciones.

 En el marco de las Denominaciones de Origen, los vinos reflejan la diversidad geográfica y climática de la región, desde las llanuras áridas hasta las colinas suaves y los valles fértiles. Los suelos varían desde calizos y arcillosos hasta arenosos y pedregosos, cada uno aportando matices distintos a los vinos. Los Vinos de Pago llevan esta expresión de la tierra a un nivel aún más personalizado, con cada pago mostrando las características inimitables de su terroir específico.

 La cultura del vino en Castilla-La Mancha es una parte integral de su identidad, un hilo que conecta el pasado con el presente y futuro. Los vinos de la región son una invitación a explorar su historia y paisaje, una puerta abierta a un mundo de experiencias sensoriales esperando ser descubierto. En cada copa, se celebra la tierra, la vid y la habilidad humana que juntos crean los excepcionales vinos de Castilla-La Mancha​​​​.