La uva Monastrell: un retrato del Levante español

 Zonas de cultivo 

En España, la Monastrell se arraiga con particular fuerza en las tierras murcianas y valencianas, mostrando su esplendor en denominaciones de origen como Bullas, Jumilla, Yecla y Alicante. Cada región aporta su nota distintiva, modelando los matices del fruto a través de las peculiaridades del suelo, la altitud y la orientación de los viñedos. Esta variedad, que en su esencia es un canto al sol, se adapta, se transforma y ofrece una gama de estilos: desde aquellos vinos más frescos y sutiles hasta aquellos de una intensidad que captura los sentidos. 

Características organolépticas 

Los vinos de Monastrell son un festín para los sentidos. Los racimos, de forma cónica y bayas compactas, revelan su intensidad en el color casi místico de sus pieles, un negro azulado que presagia la riqueza de sus vinos. 

El aroma es un paseo por un bosque en otoño, con notas de moras y arándanos, complementado por un fondo dulce y frutal que embriaga el paladar. En boca, la Monastrell se despliega con una estructura firme, taninos presentes pero bien integrados, y una acidez que equilibra el conjunto, invitando a un trago más. 

Estilos de vino 

La Monastrell, en su espléndida versatilidad, se presta tanto a monovarietales de carácter profundo como a blends en la búsqueda de mayor complejidad y equilibrio. Los vinos de Monastrell puro son una declaración de intenciones, un retrato fiel de la tierra que los vio nacer. Pero es en la mezcla, en la alquimia de combinarla con variedades como Merlot, Cabernet Sauvignon, Garnacha y Syrah, donde la Monastrell muestra otra faceta de su carácter. El blend GSM (Garnacha, Syrah, Monastrell) es un testimonio de cómo la unión, en la diversidad, puede alcanzar cotas de excelencia mundial.