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El Hato y El Garabato
El Hato y El Garabato

El Hato y El Garabato

El Hato y el Garabato representa la autenticidad en la viticultura de la remota región de Arribes del Duero, un lugar donde nunca ha existido un cultivo de viñedos a nivel industrial. Viñas antiguas, plantadas de manera tradicional hace entre 80 y 120 años, producen uvas con gran carácter, cultivadas ecológicamente en numerosas pequeñas parcelas, revelando así el auténtico potencial de esta zona fronteriza.

La idea de El Hato y el Garabato nació de la convicción de preservar el legado inmaterial de la región de Arribes y aprovechar el potencial de sus viñedos históricos. El proyecto creció de manera constante, adoptando viejas cepas en vaso distribuidas en más de 20 diminutas parcelas. Estas pequeñas superficies fueron originalmente plantadas para el autoconsumo familiar y nunca explotadas a gran escala, lo que permitió la supervivencia de una notable diversidad de variedades. Desde su expansión a ocho hectáreas, el enfoque se ha centrado en variedades autóctonas como Juan García, Bruñal y Bastardo, con el objetivo de elaborar vinos que reflejen el terroir local y su rica tradición. Gracias al respeto por las viñas antiguas y la transición hacia métodos de cultivo ecológicos, El Hato y el Garabato se ha consolidado entre los conocedores como guardián de un territorio vitivinícola oculto y lleno de historia.

Los viñedos de El Hato y el Garabato se extienden en ocho hectáreas de Arribes del Duero y se asientan sobre suelos de arena granítica, pizarra y grava. El enólogo José Manuel Beneitez López sigue un enfoque meticuloso: las uvas, cosechadas a mano, provienen de variedades tradicionales como Doña Blanca, Juan García, Bruñal, Puesta en Cruz, Rufete y Bastardo. El trabajo en unidades pequeñas permite una gestión parcelaria precisa, resaltando así las características distintivas de cada viñedo.

Dado que muchas cepas se encuentran en zonas de difícil acceso y con pendientes pronunciadas, conservan su encanto original, lo que da como resultado vinos tintos, blancos y rosados de intensos aromas y gran frescura. Gracias al clima austero y a la variada composición del suelo, se elaboran vinos que combinan potencia y elegancia. La mínima intervención en bodega, el uso de levaduras autóctonas y una crianza sutil garantizan una expresión pura y auténtica. Con esta filosofía, El Hato y el Garabato une tradición, respeto por la naturaleza y una firma inconfundible en cada copa.

Tipo de vino
Tinto, blanco y rosado
Uvas
Doña Blanca, Juan García, Bruñal, Puesta en Cruz, Rufete y Bastardo
Parcelas representativas
X
Suelos representativos
Arenas graníticas, suelos de esquistos y pizarras
Enólogo
Jose Manuel Beneitez López