Legado de Orniz

Legado de Orniz fue fundada con la visión de Diego Ribbert y Enriqueta Celemín, quienes buscaban crear una fusión hispano-argentina que uniera las tradiciones vitivinícolas del viejo y el nuevo continente. En el idílico valle de San Román de Hornija, en el corazón de la reconocida D.O. Toro, comenzó su travesía. La bodega se dedica al cuidado meticuloso de sus viñedos, donde prosperan cepas independientes. Estas viejas vides son la base para la producción de sus característicos vinos de Tinta de Toro, elaborados artesanalmente en una bodega completamente sostenible. Desde su fundación, Legado de Orniz se ha hecho un nombre gracias a su compromiso inquebrantable con la calidad y la sostenibilidad. Los vinos de la bodega reflejan la combinación única de una rica tradición y técnicas vitivinícolas innovadoras.

Con un firme compromiso con la sostenibilidad, Legado de Orniz cultiva sus viñedos en armonía con el medio ambiente. Sus ubicaciones como Monte Viejo, La Victoria y Senda Los Lobos, ofrecen condiciones ideales para la variedad Tinta de Toro. Monte Viejo alberga viñedos de más de 100 años en altas terrazas pedregosas, que otorgan a los vinos una impresionante concentración. La Victoria se encuentra en laderas con suelos arcillosos, resaltando perfectamente la fruta típica de la Tinta de Toro. Senda los Lobos preserva la frescura de los vinos en áreas bajas y arenosas.

En la bodega, Legado de Orniz apuesta por intervenciones mínimas y cuidadosas para preservar la expresión auténtica del terroir y de las uvas. Los distintos tipos de suelo – pedregoso, arcilloso y arenoso – no solo dan forma al carácter de los vinos, sino también a la filosofía de la bodega, que se dedica a crear vinos con un fuerte vínculo local.