Prada a Tope

En 1972, José Luis Prada comenzó a trabajar en Cacabelos con el ambicioso objetivo de preservar la identidad cultural, la tradición culinaria y la diversidad artesanal de su Bierzo natal, un empeño que ha evolucionado a lo largo de los años hasta convertirse en el proyecto holístico Prada a Tope. Con gran pasión y un profundo respeto por el patrimonio regional, restauró el Palacio de Canedo, que desde entonces ha servido no sólo como sede de la bodega, sino también como un animado centro de viticultura, gastronomía y agricultura sostenible.

La filosofía de Prada a Tope en el viñedo se caracteriza por un profundo respeto a la naturaleza, el terruño y la identidad cultural del Bierzo. En los viñedos propios de la empresa sólo se cultivan las variedades autóctonas Godello y Mencía, que reflejan a la perfección el clima y los suelos de la región. Las cepas están enraizadas en suelos pizarrosos y arcillosos, conocidos por su capacidad para aportar mineralidad, estructura y elegancia a las uvas. Destacan las mejores parcelas de la finca: Picantal, San Martín, Regueiral, Eiro d'Avello y Valetín, cuyas pendientes, exposición y diversidad de suelos ofrecen unas condiciones óptimas para el cultivo natural, permitiendo desplegar todo el potencial de las variedades.

En la bodega, José Manuel Ferreira San Miguel persigue sistemáticamente esta filosofía: los vinos se elaboran con precisión artesanal y gran sensibilidad, sin clarificación ni filtración, preservando así su carácter original. Cada paso, desde la poda hasta el embotellado, se lleva a cabo en la propia bodega y de acuerdo con principios ecológicos, siempre con el objetivo de expresar de forma transparente las características de la añada y la tipicidad de las variedades de uva.