Cooperativa de Viver / La Piel de la Vid combina un enfoque agrícola integral con la tradición vinícola de Valencia. Inicialmente especializada en la producción de aceite de oliva, esta iniciativa ha revitalizado desde 2015 la tradición vitivinícola local. Así nacen vinos artesanales con gran carácter, en los que la autenticidad y el espíritu comunitario se reflejan en cada botella.
La Cooperativa de Viver / La Piel de la Vid fue fundada en 1990 con el objetivo de preservar el legado rural de la región. En sus inicios, la comunidad se centró en la producción de aceite de oliva de alta calidad, pero en 2015 decidió recuperar la casi olvidada tradición vinícola local. Más que diversificar su producción, su propósito era dar nueva vida a un patrimonio cultural arraigado. Gracias a un meticuloso trabajo en el viñedo y la bodega, la cooperativa obtuvo rápidamente reconocimiento por su acertada fusión entre tradición y estándares de calidad modernos. Desde el principio, ha apostado por un manejo respetuoso de las viñas y un control preciso durante la vinificación y crianza. Este enfoque ha sido respaldado con éxito en catas tanto regionales como nacionales. A lo largo de su evolución, la cooperativa ha mantenido intacto su principio fundamental: honrar las raíces que han definido la identidad vitivinícola de la región durante generaciones. Hoy en día, es un referente de producción sostenible y de cooperación en el corazón de Valencia.
En el viñedo, Cooperativa de Viver / La Piel de la Vid sigue un modelo sostenible que respeta tanto el medio ambiente como la identidad local. Las viñas crecen a altitudes entre 450 y 700 metros en localidades como Viver, Jérica, Caudiel y Segorbe. Sobre suelos que combinan arcilla, arena y caliza, prosperan variedades como Syrah, Tempranillo y Merlot. El clima mediterráneo, con noches frescas y abundante sol, favorece un desarrollo aromático equilibrado. La vendimia se realiza manualmente en pequeñas cajas, garantizando que las uvas lleguen en óptimas condiciones a la bodega.
En la vinificación, se emplean técnicas precisas como fermentaciones controladas y, en algunos casos, cortas maceraciones en frío para potenciar la frescura y la expresión frutal de los vinos. En bodega, la tecnología más avanzada se combina con métodos tradicionales, logrando un equilibrio entre la tipicidad regional y una expresión de gran sutileza. Así, la cooperativa elabora vinos tintos, blancos y rosados que reflejan de manera auténtica el potencial del terroir valenciano.