La bodega Pago Calzadilla se distingue por sus vinos certificados como orgánicos y veganos, elaborados bajo su propia Denominación de Origen Protegida (DOP). Con una producción anual de 80,000 botellas, la bodega destaca por su exclusividad y sostenibilidad. El compromiso con su propia DOP, Pago Calzadilla, resalta la singularidad de sus vinos.
La historia de Pago Calzadilla comienza en 1982, cuando Francisco Uribes, un reconocido arquitecto, y Celia Madero, una exitosa farmacéutica, decidieron concretar su pasión por el vino en el Valle del Río Mayor, en Cuenca. Inspirados por su amor por los vinos de Burdeos, crearon una bodega a 1000 metros de altura, rodeada de montañas y lejos de la civilización, reflejando su visión de calidad y artesanía. A pesar del escepticismo inicial, la bodega se estableció gracias a la dedicación de sus fundadores y su confianza en la elaboración de vinos de alta calidad y hechos a mano. Pago Calzadilla no solo se ha consolidado y ha obtenido su propia DOP (Denominación de Origen Protegida), sino que también se ha ganado un nombre por sus vinos únicos.
La filosofía de Pago Calzadilla está profundamente arraigada en el respeto por la naturaleza y el arte de la viticultura. Con un enfoque claro en prácticas orgánicas y veganas, la bodega gestiona 24 hectáreas de viñedos a una altitud de 1,000 metros. Esta ubicación única permite la producción de vinos auténticos con un carácter distintivo. Las variedades de uva incluyen Garnacha Blanca, Garnacha Tinta, Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon, cultivadas en suelos exclusivamente calcáreos. Pago Calzadilla pone gran énfasis en los procesos de elaboración artesanal y en una producción limitada de 80,000 botellas anuales, para asegurar la calidad y singularidad de cada vino. Los largos períodos de maduración en botella contribuyen a que cada vino de Pago Calzadilla se convierta en una auténtica joya, ofreciendo experiencias inolvidables.